No cabe duda que los suceso en torno a la marcha del 2 de octubre son de lamentar.
Recordamos a las víctimas del 68 y surgieron nuevas víctimas: Nosotros, la Ciudad entera, todos sus habitantes y nuestras Leyes.
En los últimos 10 meses hemos visto nuestra Ciudad tambalearse. Nos hemos sentido inseguros y acosados por las fuerzas del “orden”. Circula mucha información de la represión y el aumento en el abuso indiscriminado de la fuerza y, agobiados por tantos acontecimientos macabros, hemos olvidado algo escencial:
“No es la Ciudad de México, independiente del todo”. No corresponde al jefe de Gobierno designar a los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública y de la Procuraduría; esos mandos estratégicos son postulados desde los Pinos y ratificados por la Asamblea del DF.
Basta dar una hojeada a la trayectoria de los titulares para comprender qué se esconde en el fondo.
La Ciudad de México, capital del País, es el único lugar en donde la izquierda (por “mala” o “buena” que sea) ha tenido avances sustanciales que no nos debemos permitir perder.
Debemos recomprender la problemática y reorientar los reflectores hacia los poderes fácticos que han provocado esta situación. Debemos presionar sí, a las Secretarías encargadas de la fuerza pública y la impartición de justicia. Debemos presionar sí, porque predomine la Ley.
Debemos exigirle a los asambleistas cuentas de porqué no se han pronunciado al respecto de los hechos y sobre todo, enfocar toda nuestra indignación en la procuración de justicia: 10 meses llevamos documentando infiltrados sin que las autoridades correspondientes se pronuncien al respecto.
Es tiempo de que los titulares de las Secretarías, respondan.
Eréndira Rubio.
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